Y ese día nos mirábamos a los ojos... había mucho que decir, pero yo opté por el silencio. Tu mirada lo decía todo, estabas cansada, enojada y fatigada. Y yo a tu lado pensaba "en verdad no me importa", sólo creía que "me tenías que importar", ¡que me tenía que preocupar de lo que te pasaba! pero ¿para qué? ¿por qué tengo que preocuparme de lo que tú sientes, si tú no te preocupas por nadie? sólo te preocupas de satisfacer tu ego e inflarte el pecho de mentiras y orgullos vacíos.
sí, tal vez yo también sea egoísta, pero es que después de tanto tiempo, me cansé de mirarte con asco. Ahora prefiero mirar por la ventana y ver el cielo azul... y es que hasta las palomas tienen más que ofrecer.
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